HOy mismo renovamos nuestra consagración a Nuestra Señora. Todo manifiéstase en el silencio profundo de su oración. Nosotros en María y María, nuestra madre, en nosotros. Nada puede añadirse: haced lo que Él os diga... Creo, creemos, nos abrazamos en la Fe...
¿Hay que decir algo más?
En las horas del Desierto aún resuena la única y magnífica Voz. ¡¡Ven Señor!! redímenos y sálvanos siempre...
María llega silenciosamente- Nos guarda en Su Corazón... En Su Silencio nos hallamos, en Su silencio esperamos...
Acuérdate, Madre. Amén
Alberto E. Justo