jueves, 11 de octubre de 2018

¡Señor. Ilumina mis horas y mis días.!..

Súplica, ésta, siempre reiterada, no libre 
de angustias y de dolores nuevos y viejos...
Hombres de uno u otro hemisferio quieren llegar a la verdad y a la paz...
Nuestro clamor continúa hoy, como ayer y nuestra angustia continúa su clamor...
Es necesario perseverar en la plegaria, en la oración del Nombre de Jesús, sin desfallecer.
Porque aunque sea doloroso y perecedero, la verdad no se oculta tras un velo insalvable...
Llueve, llueve en el viejo jardín sin nada que lo proteja de agresiones o sorpresas: Hay situaciones que es imposible cancelar... Pero todas ellas saben llorar y cantar lo inesperado y descubrir el secreto que late bajo apariencias y porfías.
Sigue , pues, y no te detengas. La hora es severa. Deja que caigan y perezcan los que han de caer. Detrás de la torpeza hay torpeza y media. Se revuelve y sacude la ignorancia y la impiedad. Pero tú sigue sin temor, aún no sabes de sorpresas y de cuanto luminosamente te aguarda.

Alberto E. Justo