¿Porqué el temor o la duda cuando resulta tan difícil dar con respuestas? Me ocurrió una vez, en los caminos de este mundo, hallarme en feo desamparo, ante esa generación cuasi degenerada que elude toda actitud noble y rechaza el honor y la pureza.En los prolegómenos de la grosería y de la torpeza el hombre rechaza el precio del honor para esconderse en la vileza...
¿Entonces?
La lucha es desigual, nuestros propósitos son los mejores, pero la enfermedad y los dolores no se detienen a la puerta, sino que invaden, incluso la más sagrada intimidad...
De nuevo surge la pregunta:¿ entonces? Muchos son los que clavan sus garras en situaciones difíciles...
He optado muchas veces por sanaciones de diversa índole, pero hoy me doy cuenta de que se requiere una solución "trascendente". Claro que el engaño es más fácil, pero no podemos fiarnos de falsedades y mentiras...
Sólo el Milagro de María Santísima puede darnos aquí una respuesta coherente y esperanzadora.
Alberto E. Justo