Tan pródiga en contradicciones, levantamos, con modestia, nuestra voz con escasa energía...Sin temor de ninguna especie, aguardando no sólo tiempos mejores sino la manifestación de la Voluntad del Señor que, sin pausa,nos ofrece su vida y su Corazón.
Con esta convicción de Fe,seguimos nuestros caminos...
¿Dónde está la firmeza de otros tiempos, los ecos de aquellas melodías, que no callaban, ni podían hacerlo?
Volvemos a repetir y a levantar nuestro canto, que es un himno que bendice y comunica una vida más alta...:¡Ven, Señor Jesús!
Alberto E. Justo