En la soledad verdadera no existe el ocaso... El peregrino acaba por descubrir una dimensión en su vida que lo eleva y, al mismo tiempo, lo oculta y le abre las puertas de una vocación superior que es irrenunciable.
La "renuncia", tantas veces incomprensible en el hombre, es la apertura a la presencia de Dios...
Alberto E. Justo