Y es muy grande. Grande e inabarcable es el lugar y lo es también la hora, cuando el peregrino ha aceptado su destino y su ventura.
Porque el peregrino verdadero nunca pierde... No se le escapan los segundos ni los horizontes. No sabe lo que lleva ni cómo lo llevan, pero vive, en intimidad y secreto, un nivel siempre más alto. Vive porque es levantado más allá de sus sospechas. Ya no hay, para él, más reparos ni detenimientos. Simplemente está, simplemente es por encima de sí mismo. "Es" en Aquél de Quien todo recibe...
Ora, mi buen Hermano, ora por encima de tu oración, ora en el Espíritu en Quien vives. No lo dudes un instante: Él es tu Vida y tu felicidad.
No está lejos... Tú no estás ni vives lejos. En tu intimidad descubres hoy algo más, mucho más, y te sabes "más allá".
Alberto E. Justo