Las crisis no piden permiso y menos aún las que causan los necios. Hallándonos en una terrible hora de prueba nos preguntamos por esa "liberación" ¡que tarda tanto! y que urge precisamente hoy...
Y, sin embargo, suenan las campanas de una victoria que sabemos no lejana. El rostro del estúpido reaparece en un diminuto horizonte, cuya amenaza en realidad nada puede... pero ahí está...
Sabemos que las "pruebas" abren puertas nuevas y acaban por deshacer amenazas y pretensiones... ¡Adelante, pues, a pesar de todo! Pero sin abandonar la lucha. Es preciso combatir al infame que se escuda en su propia estupidez.
Alberto E. Justo