Perdidos (un tanto) en el desierto de hoy y de la historia de siempre, volvemos a la pregunta sin respuesta... ¿Y ahora, qué?
La claridad de una respuesta no depende de las "certezas" del momento, ni de la lógica habitual. La respuesta y la vida toda está en el origen, en la raíz, en la misma aurora encendida más allá de todo lenguaje.
Quisiéramos ajustar lo que no se ajusta, quisiéramos -en suma- lograr la síntesis que despejara tantas dudas y expulsara toda vacilación.
Pero caminamos a oscuras. La Luz interior nunca se apaga, es verdad, pero es escondida, silenciosa, recatada, pudorosa.
Volvamos a la quietud... sin protestas ni reclamos. Más adentro está la respuesta.
Alberto E. Justo