Ni nueva, ni vieja, ni aventura siquiera... Ábrense las puertas de un mundo desconocido, despojado de cualquier "lógica humana". Vive el peregrino sus horas más difíciles sin guías ni ilusiones... La desorientación, la confusión (obra diabólica), se hace duradera sin dejar espacios de respiro. ¿Dónde puede -el peregrino- respirar en medio de una asfixia descomunal, desatada por la infamia y la cobardía? ¿Es preciso oponer a la lucha injusta otra más injusta todavía?
Estas preguntas asaltan nuestras horas e impiden un reposo sereno...
Pero no son las preguntas, ni las respuestas, las que ofrecerán sendas nuevas... Son necesarias las "Noches" y su Misterio para pasar a la primavera.
Noche "más amable que la alborada"... Evoco tu paz y tu silencio.
Alberto E. Justo