Entonces ya no quedas sujeto al antojo de nadie. Y tú puedes,¡vaya si puedes! Anímate. Además no te falta buen ánimo.
¡Para qué insistir! ¿No han pasado ya los tiempos y las angustias de aquél "ayer" que tanto abrumaba? Hay otra cosas -dirás, sí, desde luego; pero has de estar seguro de que acabarán en olvido también.
Alberto E. Justo