No te dejas encontrar... Quizá sea mejor así... Pero te pesa no sé qué insuficiencia... ¿Qué pasa?
Aguardabas algo o alguien que no llegó. Tal vez ilusiones tuyas, tal vez un sueño que ya pasó. Considerabas ayer que esa "presencia" ilusionada te era debida y, con ella, el "reconocimiento" correspondiente. Pero no ha sido así y quizá nunca lo sea. Lo que aguardas no te pertenece, ni interesa tu bien... Tú no eres eso, que quede muy claro: tú no eres eso.
Sólo el Silencio amable, hoy y siempre, te dirá lo que no sospechas. Espera un poco más. Deja a Dios ser Dios en ti...
No hay "premios" grandes en este mundo. Ocurre que no es "grande" en realidad lo que tal se nos antoja. Repito: deja que la Gloria de Dios resplandezca siempre nueva en tu vida y en tu corazón. Y llora todas las veces que quieras.
Alberto E. Justo