El objeto de nuestra Esperanza nunca es "imposible". Por el contrario es lo más inmediato en la vida y lo que más nos debe afirmar en la Verdad.
Los mediocres insisten, en cambio, en los propios antojos y en sus supuestos "poderes". Nadie "puede" eso que supone "poder" y "alcanzar". El hombre sólo alcanza lo que Dios le da y le otorga... ¿Para qué quiere más u otra cosa? O ¿qué significa "más"?
Deja de pretender "cosas" o "cosillas"... Abandona, deja y mil veces "deja". No aferres ni te aferres: suelta. "Agua que no has de beber... déjala correr."
Y más que nunca en la esfera de lo "religioso". Es allí donde hay mayor riesgo de fariseísmo y de sutil hipocresía. Por ello deja que todo suene en su esfera y olvida esas ambiciones menudas que acaban por frustrar el trabajo y la vida toda.
Alberto E. Justo