Entremos sin vacilar en la espesura del Corazón... No importan las horas ni las peripecias. El respiro no engaña.
Aunque nada sientas ni percibas: ten siempre esta máxima: "Si sabes lo que sabes es porque ya estás."
¿Qué es "saber"?
Aquí digo esto: "conocer desde dentro." Y ¿qué es conocer desde dentro? Cuando conoces en verdad lo que no se siente. Cuando has pasado más allá (o más aquí) cuando descubres la "inmediatez", cuando no puedes no estar dentro del Misterio que te excede. Cuando sabes que tu espíritu es, todo él, solamente en Dios.
Con los últimos pasos se derrumbaron los escalones y los puentes que juzgábamos indefectiblemente tendidos. Nada de eso. Llega la hora esencial.
No esperabas que el Señor así llamara a tu puerta. Precisamente a esa puerta, la menos "sospechada", por donde menos podía aguardarse... lo mayor.
Alberto E. Justo