Pedimos perdón por nuestros pecados y suplicamos la Gracia del Señor. En un instante somos rescatados y perdonados, enseguida la Misericordia divina nos eleva.¿Dudamos acerca de tanta maravilla?
El Señor nos levanta, nos abraza, nos sostiene. Basta un instante para volver a casa...
Alberto E. Justo