Los parajes que recorremos son ya extraños, muy nuevos en realidad. Hay una fuerza creativa en nuestro corazón que nos lleva a ver, a descubrir, esos horizontes que no tienen fronteras y que, sin cesar, abren espacios no soñados.
No estamos, en cierto modo, en el mismo lugar de ayer... No, cada "lugar" es nuevo, es la revelación magnífica de una más honda presencia de Dios...
Porfiamos -tantas veces- por permanecer apegados en determinadas circunstancias y nos apura la aflicción por "perder" lugares o costumbres que nos parecían insoslayables, ligados a nuestro destino. Porque no "estamos" ni aquí, ni allí. ¿Dónde estamos entonces?
Vamos de camino a la transformación definitiva.
Alberto E. Justo