martes, 19 de diciembre de 2017

los desafíos de siempre

¿Puede el hombre superar sus propios lazos? En suma, ¿podemos ir más allá de nuestros pecados y ataduras y reencontrar la paz?
Nadie puede, sin embargo, liberarse de ciertos errores luego de adherir porfiadamente a muchos de ellos. De aquí la necesidad del arrepentimiento y de la penitencia. Y en esta perspectiva todo es posible para la gracia de Dios...
¡Sí, es posible! Todo es posible a la buena voluntad y a la rectitud de la intención, a la sinceridad del corazón, llamado a la paz. En los tiempos que corren, cuando parece desencadenarse la furia del infierno, cuando la venganza y el odio cubren las almas de rencores inconfesables, cuando se olvida la vocación al perdón... Entonces quedamos perplejos ante las derrotas y víctimas de la desesperanza...
Y, sin embargo, hay un camino (miles son los caminos), un pequeño camino, es verdad que estrecho, que todo lo abre y todo lo brinda. Claro que es un camino que nos lleva a "otro lugar". Camino de desapego y de renuncia (tal vez) que comporta ese "desasimiento" que devuelve la verdadera libertad al peregrino y le descubre una suerte de identidad nueva no prevista ni soñada.
El ignorante nunca queda conforme y sigue consultando y preguntando detrás de las paredes. Necesita asentar sus supuestos poderes y, para seguir mandando, engaña y se engaña... Es el que pretende hasta engañar a Dios, y utiliza su Santo Nombre para justificar su necedad. Éste sí, gasta muchas máscaras.
Levántese el peregrino y no haga más caso...

Alberto E, Justo