La "prueba cotidiana"arrecia nuevamente en estas horas desconcertantes. Pero son horas que se abren hacia la Eternidad, y no podrán borrarse por ninguna industria humana. Los instantes, nuevos o viejos, de ayer o de mañana, se han vuelto ocasión de una historia nueva... No dudes y arrójate con confianza, abandonándote en el Señor que no te deja...
Alberto E. Justo