El silencio más respetuoso te invita a pasar adelante, con la seguridad de que ya no eres un parlanchín equivocado.
Ahora te dejas alcanzar por las cosas mejores, cuando no aceptas los engaños de necios y curiosos vanos.
¿Qué importa ya la medalla que ayer llevabas en tu casaca? Reposa en la Única Presencia, vuelve a la fuerza inédita de tu corazón. No juegan ya las pretensiones de tus sueños, que se desvanecían en pocos segundos, casi antes de aparecer.
Hay algo muy nuevo y maravilloso que no puedes desconocer ni soslayar. Los ángeles de Dios te acompañan en tu retiro y en tu paz. No sospechas la grandeza de esta hora que ya no se apaga ni muere... ¡Vive en Cristo! ¡Olvida lo que no es!
Alberto E. Justo