viernes, 22 de diciembre de 2017

Evocaciones

En esta hora incierta retornamos en silencio a nuestra ermita, seguros de encontrar en su quietud la fuerza y el destino de nuestros días. No sabemos, el Señor lo guarda, el secreto que nos depara la espera. Seguimos sin titubear y sin dudar la senda que ha quedado abierta para los peregrinos.Peregrino, pues, en los montes de la existencia, solitario -como el que más- en lo profundo del corazón. Permanecemos sin saber, en cuanto el Señor nos regala...

Alberto E. Justo