Alegraos de la dimensión tal vez pequeña que descubres en la meditación. Poco importan las pretendidas "grandezas" de hoy o las confrontaciones de mañana. El paso lento y pequeño de tus días y de tus horas te dice que dejes latir tu corazón con el ritmo de lo alto y de la confianza en Dios. Desde arriba desciende, con particular gusto, un mensaje de paz que no sabe de inquietudes y sí de la renovación interior que es causa de la salud.
No prestes atención a los charlatanes, aquellos que tienen respuestas para todo y todo imponen y resuelven. Deja lo que hace ruido, abandona imposiciones y dudas... y no discutas en tu corazón. Simplemente calla y vuélvete al Corazón de Cristo-Jesús.
Alberto E. Justo