Magnífica voz este suave y dulce balbucir que apenas insinúa y en paz lo dice todo. Pero puede ocurrir muy bien que no percibas ningún mensaje; puede ocurrir que no alcances lo que aguardabas y quedarte tú en oscuro silencio. ¿Entonces?
Entonces guarda el Misterio que ya está en tu corazón. Sonríe al Señor presente... y sigue adelante sin vacilar. Agrándase así el secreto y resplandece en dimensión aún más alta. El Señor te levanta y te lleva consigo...
Alberto E. Justo