Sean cuantas fueren las horas... Tu vida es Cristo Jesús, y no hallarás nunca método alguno para medirla. Es posible que temas no estar bien en tu lugar ahora, es posible que te preocupen o distraigan los rumores de un mundo insistente y amenazante, es posible todo ello y mucho más... Pero no te equivoques, ese que teme, ese que duda, ese que va y que viene, ese, pues, no eres tú.
Ya sabes que tu vida es la de Cristo, escondida en Dios. Ese sí que eres tú. De modo que abandónate en el Corazón de Jesús, en su Misterio, y nada procures sino Él mismo...
Querrán venderte productos y productillos, láminas y fotografías de todo tipo. ¡Deja todo eso! Desconócete en las imágenes y figuras que gustan a la multitud. Te reconocerás siempre en el pesebre de Belén, donde nadie se dará cuenta de quién eres.
Alberto E. Justo