Aunque no tenga modo de decirlo, ni siquiera de "pensarlo", yo sé que la Realidad abre sus puertas en el secreto de una intimidad inefable, en los caminos escondidos del corazón, que no deja de latir en el mismo Misterio de Dios.
¡Qué importa saber esto o aquello! No me interesa visitar curiosidades ni levantar puentes, ni en nada afirmarme... No busco fuerzas, sólo quiero el respiro del Espíritu que es Vida y es Gloria en el único Don de Dios...
¡Vive, pues, sin nada! ¡Deja de lado todo poder o promesa! Que venga siempre el Señor, como y cuando Él quiera...
"Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios"...¿No quieres venir sólo conmigo? Aquí tienes las puertas abiertas de mi Corazón... ¡Alabado sea Dios!
Alberto E. Justo