Quizá podamos hallar, en los bosques escondidos de aquellos valles, un silencio nuevo, inédito casi sorprendente, junto a los pequeños arroyuelos que atraviesan los caminos, sembrados hoy de flores y de nostalgia...
Todo ello, sin embargo, es el secreto que susurra el Espíritu, que siempre ora en nuestro corazón.
¿Quién se atreve a hacer ruido e interrumpir con voz ronca la suave melodía de las horas?
En la historia de aquellos feroces "vellosos" cargados y cubiertos a cada momento, aparecen los fantasmas armados de disfraces -¡tan lejanos a cualquier delicadeza del paisaje!-
Pero el silencio y la quietud cubren el horizonte y lo transforman en un canto, un himno que se eleva hacia lo alto y nos lleva y nos regala con el sueño más maravilloso. Porque "los sueños, sueños son".
Deja que el corazón palpite con la nueva plegaria que ya no se detiene... Es el nuevo día, la nueva jornada encendida en la Aurora, amanecer dichoso, que no acaba jamás.
Alberto E. Justo