En esto pensamos con frecuencia: buscamos camino y llegada final, con la ilusión de reposar mañana en "casa nueva". Pero no hay destino "menudo". Es seguro que hemos de despertar, más allá de toda ilusión, a fin de descubrir el fondo de un paisaje que ya no puede mentirnos. Las excesivas institucionalizaciones, esas figuras estampadas por la estupidez humana, cacarean por todas partes para engañar a los incautos. Pero la soledad que, no calla su mensaje, muestra enseguida, aún con dolor, en cuál lugar nos hallamos ahora.
¡Vamos de camino! No se interrumpe el camino del Cielo ni se disimula el sagrado retiro que Dios nos regala... Otra vez -siempre- encontramos el Centro, el Corazón, donde está nuestro gozo verdadero.
Alberto E. Justo