En tu nueva intimidad descubres lo que ayer no sabías. No interesa ya saber esto o aquello. El tesoro escondido ya está en tu corazón o, si prefieres: el tesoro escondido es tu corazón: camino y destino que ya posees... ¿Quién eres, entonces? Eso, ese que sólo conoce Dios.
Has nacido para siempre en Belén. No te distraigan las veleidades de moda. Simplemente torna al silencio cada vez, y todo se abrirá en lo profundo. Nada hay ya que no sea vida y hondura... Tú eres eso mismo que no expresas ni puedes expresar. Apártate simplemente de las tonterías, de todo eso que repiten los demás: tu vida es ahora silencio y plenitud inalcanzable para los necios. Vive pues...
Alberto E. Justo