En efecto, es mucho lo que se oculta. Quisiéramos ya mismo huir de las múltiples máscaras que se esconden detrás de siniestros cortinados... No queremos mentiras. Hay terribles escondrijos para engañar a los incautos y nosotros ¿qué decimos? Pues: nada. Esto mismo: hemos enmudecido ante las catástrofes de las modas. Ya no sabemos hablar.
Alberto E. Justo