A pesar de las circunstancias que parecen de un signo o de otro... una persona preguntaba a otra, muy desprevenida: -¿perteneces a una orden religiosa o a una orden peligrosa?- Porque en los tiempos que corren cuesta definir posiciones. Sin embargo el valor, la validez de las actitudes humanas en la moral y en la costumbre de todos los días, no está sometida a formas extravagantes de poder: en efecto los clérigos o "doctores" han pensado, alguna vez, que se hallan exceptuados de observar las obligaciones comunes, pero esto no ha de ser así. Sabe el pecador que nada lo disculpa de no cumplir las leyes comunes justas.
Que este sea un tema de reflexión en la hora actual, tan plagada de malos entendidos es de particular urgencia. Quien quiera entender, pues que entienda.
Alberto E. Justo