Nadie halla su vocación verdadera en el tiempo, en el juego infinito que no acaba, y se fija en recodos e ilusiones del camino...
No quieras ni pretendas ser "centro" de reuniones ni de ninguna otra cosa. Conviértete en silencio y respeto. No hables de lo que ignoras y no sientes principios ni "finales". La gloria del hombre es saber que no sabe nada.
Alberto E. Justo