Miles son los clamores que se levantan en las horas de la prueba... Miles, en fin, los temores de un abandono sin sentido en el desierto que ya no conoce confines. Y no terminaremos de enumerar pesares o fragmentos que se repiten sin concierto en los tiempos de la duda y de las vacilaciones.
Pero no hemos de abandonar el camino, a pesar de lo que fuere... Porque, en medio de las ocurrencias de la historia, hemos visto y vemos a Dios... ¡Señor, clamamos hoy como un eco de ayer, ¿dónde te has escondido?
Un sinfín de preguntas se suceden sin descanso. Pero no negamos, ni ponemos en oscura duda lo afirmado: -No sé dónde estás ahora escondido, pero ¡¡te vemos!! ¿Cómo puede ser esto? Los teólogos y los teologuillos callan y enmudecen. Nosotros callamos hoy para VER mejor.
Alberto E. Justo