Porque todos los días descubrimos una virtud nueva... Amanece, Dios se manifiesta... Una senda, hasta ayer escondida, abre el camino insospechado. Ahora bien, señala la dirección única que "a casa" nos lleva.
¡Cuánto nos alegra esa luz que ya no se apaga! Los caminos se iluminan y nos iluminan ,y así percibimos, más allá de formas y maneras, la incesante llamada e invitación del Señor. Se han dispersado obstáculos e impedimentos: todo está limpio y vacío. Nada nos posterga, nada ni nadie puede mentirnos. El "engaño" es historia pasada, muy vieja... No hay tacaños, ni hipócritas: sólo un perfume brota de la tierra y se derrama entre las flores y el canto de las aves...
Alberto E. Justo