"Nosotros esperábamos que Él nos restaurara el reino de Israel." ¡En efecto, nosotros aguardamos siempre, formas y maneras! Pero hay un secreto, una sorpresa inefable que no se detiene en formas ni en maneras, una presencia, y la Palabra que no se registra en los modos con los cuales trabajamos casi siempre. Usamos catálogos y diccionarios de toda especie y color y nunca acertamos... Pretendemos "fijarnos" en esos lugares "indudables", establecidos, casi mecánicos, que todo responden... ¡Queremos almanaques y proyectos! Pretendemos, en suma, esas cuentas claras que todo embarullan... ¿Dónde queda la ley verdadera, la ley del Amor que no conoce fronteras?
Estructuras, estructuras y estructuras... No buscamos la luz, sino que perseguimos las sombras siniestras de los negocios que nos seducen con su materialidad somnolienta y vana...
Nos gusta gritar "¡viva viva!" Tal vez para alejar o aplazar la muerte y, por tanto, la vida. ¡Ay, de los aplausos!
¡¡Vuelve al silencio, Hermano!! Y nada más.
Alberto E. Justo